Cuando muera, a dos edificios de distancia del bco nacion, frente al botanico, que se recorte el sol apenas por encima de un grupo de nubes grises, plateadas, que él se ponga de pie, que trastabille y vaya hasta la ventana, que presienta que un incendio se acaba de declarar en la cocina o en el lavadero en el que dormía por segunda vez.
Cuando muera, se autopublicará en mi blog un poema que compuso el amigo más extraordinario que tuve, de quien sólo diré algunas cosas más adelante.
Un poema que logra resumir en dos líneas todo, o lo único que en definitiva importa saber cuando uno ya vivió lo suficiente o sabe que lo que le resta está de más en cierta forma.
Cuando esto termine, empezarán muchas más cosas, pero afortunadamente no estaré para decir si son las esperadas por quienes hoy existen.
Muchas más cosas, cuando muera, cuando lean el poema y sepan de qué hablo, cuando esto por fin termine y quede lo que tenga que quedar.
Cuando muera, quiero que por la Avenida Santa Fe, entre Aguero y Laprida, caminen de la mano Madonna y Lauryn Hill, y que mientras una recite mis últimas palabras, la otra llore y piense que ni los antidepresivos bastarán en esta oportunidad.
viernes, marzo 17, 2006
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