El momento que cambió sus vidas fue justamente cuando la multiplicidad en la que estaba chapoteando el "yo" entró en un breve pero intenso lapso de suspenso o congelamiento de sus aguas. Un momento es un instante pero la duración no tiene nada que ver con la intensidad que sentimos: imagínenselo como un éxtasis que por su culminante impresión genera una cascada de "deja vus" tan misteriosos como son los resultados de coincidencias admirables.
Cambió sus vidas el momento porque donde ni siquiera hubo un abismo ahora había un puente que generó el abismo, y con sólo empezar a transitar ese puente se hacía evidente que pasaríamos muchos años o décadas enfrascados en su ingeniería, su término, el tráfico concurrente, los cambios del paisaje a ambos lados, y la campana láctea o celestial que desde y para siempre lo cubrirá.
Hubo un abismo ?
O es que suceder, acontecer, es un deporte extremo y no faltan accidentados que nos alertan sobre los riesgos de vivir muy intensamente ?
Ellos ya lo han padecido, quemados por una plancha experimentadora que sólo nos demuestra un límite, y nos convencen con todas sus fuerzas de que no vale la pena desafiar como Quijote a sus molinos.
Ellos, me refiero a la generación de nuestros antecesores, ocuparon el espacio-tiempo de su época organizándose en grupos, sectas, tribus, bandas, familias de amigos de amantes de parientes o compañeros de ruta de ideas discusiones debates una fiebre puesta en las organizaciones nunca vista pero por otro lado la contemplación individual y repentinamente la sociabilidad y la amistad en dosis muy fuertes durante la noche y fiestas de música drogas orgías o aventuras desenfreno velocidad hijos de hijas de amigas entrando por puertas y ventanas a la casa aldea o choza con la hoguera que quema todas las maderas posibles.
Ellos han interiorizado en sus cuerpos y mentes una doctrina que los acompaña como una música de fondo u horizonte de posibilidad, un Gran Relato destinado a perdurar como esas relaciones que empiezan como un "shock" y no dejan de hacerse notar más o como la noche eterna de los amantes muy jóvenes: m-a-r-x-i-s-m-o.
Un faro que va descubriendo las olas que serán aplastadas por el casco del velero: un relato de relatos donde la vida de cada uno se contrasta con un marco de referencia donde las acciones tienen un factor común
Ellos han creído ver la luz y nos han explicado que a lo largo de los siglos otros, como ellos, también han creído ver la luz, y que es inevitable que si has creído verla, no quieras seguir de alguna manera apegado a semejanzas, analogías, certezas, escasas pero protegidas con uñas y dientes como las tapas de las ollas a presión o la mano sobre el sombrero cuando el viento sopla terriblemente fuerte una noche.
Los hemos visto desilusionarse en masa, retirarse de la vida pública, o permanecer en ella, aggiornados, cínicos, escépticos, pragmáticos, irónicos, y mordaces. Entre todas esas maneras posible hemos visto crecer a muchos artistas, pensadores, profesores, y deportistas.
Pero nosotros no somos los herederos de nuestros antecesores, no estamos fuera de su sintonía, y nuestra generación puede mantener la antorcha encendida y sobre todo puede metamorfosearla en un "momento" que cambiará nuestras vidas por ser multipropósito y admitir que las contingencias son la forma en que se expresa la naturaleza cuando la humanidad experimenta al crear el devenir de sus civilizaciones.
Qué puede haber mejor que despertarse un día sin Hegel encima de tu cama y ver cómo desaparecen los postes de electricidad que aseguran el abastecimiento de la energía continua ? No era suficiente con que a Dios le sucediera la contingencia de metamorfosearse en Historia ni de que a la Historia le sucediera la contingencia de encontrarse con el Proletariado. La cuestión no estaba en dónde anclar la contingencia sino en saber que los diferentes anclajes seguirán siendo fortuitos episodios dentro de un marco de estabilidad aparente promovido por nuestra resistencia al caos, la cual es formidable pero imprevisible en sus límites y capacidad para resolver lo inesperado.
domingo, agosto 14, 2005
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